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“¿Por qué extraño tus besos a cada pinche perro momento?”
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Los Blenders se describen como la banda que le robó el peinado a tu papá, los calzones a tu mamá y el corazón a tu hermana. Pero no nos engañemos. Lo de Mazunte 2016 es serio y captura un crecimiento notable a nivel de producción y letras. El Surf Rock aunque sigue presente, no es la esencia de estos temas 11 temas que unidos forman 35 minutos. Y desde la introducción, con “No Sé Surfear” a uno le queda claro que está dando comienzo a un disco en el que sus autores han decidido explorar tonalidades más complejas. Sin dejar de lado emociones recurrentes como el amor de “Súper Amor” y el desamor de “Éramos Para Siempre”.
Llegando a momentos de grandeza con narrativas más densas como en “Perdidos en Pantitlán”, un himno en contra de la brutalidad policial. Este se marca como un trabajo impecable y como la obra que por fin le permite a Los Blenders encontrar el sonido que por años habían buscado. Atreviéndome a decir a decir que el futuro de esta banda se encuentra en canciones como “Punta Diamante”, donde las guitarras, el bajo y su batería jamás habían sonado tan bien. Guiadas por unos coros melódicos minimalistas, interpretados por una voz de una técnica más pulida.
En las letras de Los Blenders, la playa es una metáfora de la juventud y una oda al escapismo. Es a donde los personajes descritos por Archundia en cada canción, van para encontrarse a sí mismos, en un viaje liberador de sexo, drogas y Surf Rock. En 2015, la canción que abría Chavos Bien, su álbum debut, relataba la historia de “Playa Jacó”. Este lugar situado en el Oceáno Pacífico de Costa Rica, en donde según su letra, tenía lugar una diversión desmedida y nos invitaba a festejar el final de una adolescencia bien vivida; aunque a veces mal viajada. Un año después, 2016 nos coloca en Mazunte, una playa de Oaxaca que comparte el mismo océano que Jacó y aparentemente, la misma historia pero nosotros ya no somos los mismos; o al menos eso queremos creer. Como si una playa es donde acaba el mundo, y comienza uno nuevo por descubrir.
Lo cierto es que el primer disco de Los Blenders representó una época a la que siempre recordaremos con cariño, en donde un par de instrumentos de segunda mano y tus amigos de siempre, eran lo único que necesitabas para formar tu banda. Porque pasarla bien era lo más importante. Ahora bien, el nombre de este segundo disco es un guiño a esa era pasada, un asomo de añoranza y asombro. Es esa transición perfecta entre lo que quedó atrás y lo que está por venir.
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